X Convención Lúdica Nacional Asoc. Grupo Mayores Telefónica

Simultáneamente con la segunda jornada del VIII Congreso de Mayores “Ciudad de Benidorm” comenzaron las actividades de la Convención:

Las competiciones de Dominó y Parchís se celebran en la cafetería del hotel Palm Beach después de la comida, los aficionados y “ludópatas”, se organizan para las distintas partidas que comienzan inmediatamente.

El Gran Concurso de Sudokus, presentó este año como novedad un Sudoku Gymkana  para iniciar la competición, dos Samuráis de nivel medio y un sudoku básico de máximo nivel.

La novedad del Gymkana es que las pistasseñaladas con * se deben desvelar siguiendo las instrucciones que se adjuntaban.

Salvo las incidencias motivadas por los cambios producidos entre la fecha en que se configuraron (Agosto) y la del concurso, resultó un éxito.

Sin duda es un modelo que se puede perfeccionar y ser utilizado en cualquier población y con muy diversos motivos. Me estoy imaginando una Gymkana similar con pistas en el interior del Museo del Prado. Sería sin duda muy interesante y formativo.

Todas las tardes entre las seis y las siete, comenzábamos las sesiones de Baile. La Dirección del Hotel  nos permite utilizar con total libertad los equipos de animación del Salón y la pareja formada por Maribel Estremé y Paco Gimeno se dedicaron a animar a los concurrentes y a enseñarles los pasos básicos de cada ritmo, mediante el procedimiento de organizar coreografías para ejecutar dichos pasos de forma individual. Ruedas de merengue, bachata, sirtaki  y humoradas variadas completaron la actividad, que en algún momento contó con más de 80 participantes simultáneamente. Luego por la noche  y ya dentro de la Animación propia del Hotel, volvíamos a copar la pista, pero bailando ya en parejas, sin obviar algún que otro “meneito”.

También hay que destacar las actividades de senderismo, paseismo y las de corte cultural: Concierto de Música por la Banda UDP Lliria-Camp de Turia-Serranos, Concierto del Coro TELECOR y Teatro, con mucha aceptación de la concurrencia.

Aunque debo resaltar que fueron intercaladas con pequeños hitos gastronómicos como la “degustación de pan con aceite y aceitunas” obsequio de nuestros compañeros de Jaén, “Horchata y Fartons” que vinieron de Valencia con el Coro, una degustación de “vino Mouscat” por gentileza de los 35 Jumelages que vinieron desde Perpiñan y otras pequeñas cosas encargadas en el Hotel.

Un grupo muy numeroso se apuntó para asistir a una representación del musical que presenta el Benidorm Palace y por la cara que traían a su regreso, parece que les gustó.

El Viernes por la tarde, se procedió a la nominación del concurso literario “Relaciones Abuelos Nietos” y el trabajo que resultó premiado, se leyó públicamente, emocionándonos a todos.

Hubo un agradecimiento explicito a los coordinadores provinciales presentes, que habían participado en las jornadas del Congreso

Se continuó con entrega de recompensas a los vencedores de cada competición.

Como el año pasado tuvo una gran aceptación el Premio Limón-G decidimos  crear el Grupo Especial de Adjudicación de Recompensas G.E.A.R. cuya misión es reconocer a las personas con una especial relevancia en sus cualidades humanas y se entregaron en numero de 8, destacando el dedicado a Francisco Gil Toledo de Cádiz por su extraordinaria incursión en el mundo de la magia y el Ilusionismo (durante uno de los espectáculos nocturnos, eclipsó al Ilusionista que lo sacó a la pista como forma de su número)

Finalizamos con un homenaje a Gustavo Pascual Falcó, autor de Paquito el Chocolatero, con motivo del 75 aniversario de su estreno y como desagravio al uso que actualmente se hace de dicha pieza.

Para poder valorar lo que la obra musical significa, hicimos un recorrido sobre la historia de los Moros y Cristianos. Hay datos documentados que demuestran la antigüedad de estas Fiestas que en un inicio eran manifestaciones motivadas por algún evento reseñado, o Conmemoraciones relacionadas con el señor feudal o visitas del rey a la población o ciudad. Llegan a celebrarse incluso antes de la total Reconquista de la Península (en 1150 en Lérida, en 1426 en Murcia y en 1463 en Jaén)

Se comento la diferencia entre las marchas moras y las cristianas y se explicaron las interioridades de la Fiesta leyendo un poema que refleja la idiosincrasia de los festeros

Que procedo mal no ignoro
mas como buen alcoyano,
todo el año soy cristiano
pero en las fiestas soy moro

y no lo toméis a broma,
ni a chirigota, ni a risa;
yo, aunque moro, voy a misa,
con permiso de Mahoma.

Mereceré mil protestas
Por mi proceder extraño,
Soy cristiano todo el año
Y dejo de serlo en fiestas.

No me da pena ninguna
comer cerdo y alcuzcuz:
al cuello llevo la cruz
y al pecho la media luna.

Y cuando digan a coro
que soy un pobre chiflado,
con estar yo bautizado,
el vino que bebo es moro.

Y de moro en abril visto
aunque pierda la chaveta,
porque por algo es profeta
Mahoma de Jesucristo.

De Dios el perdón imploro,
mas como buen Alcoyano,
todo el año soy cristiano,
pero en las fiestas soy moro.

Se finalizaba la exposición con la siguiente semblanza:

PAQUITO EL CHOCOLATERO   nace como una dedicatoria que Gustavo (zapatero de profesión) le hace a su cuñado Francisco que a su vez es chocolatero en Cocentaina, siendo ambos festeros de corazón. Se convierte a partir de aquel momento en una pieza clave de los festeros de Cocentaina que junto a: El Bequetero, Himne del Borts, Rafael Ronda, Buscant un Bort, El Berebere, Consuelito Pérez, Emilio el Chato y tantas otras del mismo autor, se escuchan año tras año durante las fiestas

Pero un año, un grupo musical, la hace suya y la extiende primero por toda España y luego por el mundo entero, pero por la forma de  “bailarla”, le quitan la seriedad (que no la alegría) de la Marcha Cristiana, hasta el extremo de que los festeros para los que fue creada, renuncian prácticamente a su utilización formal durante las fiestas.

Durante la exposición de lo anterior, escuchamos la pieza  musical interpretada por la Unión Musical Contestana y por King África, haciendo ver la belleza de la primera y la vulgaridad de la segunda.

Finalizamos tomando cada uno de los presentes lo que en argot alcoyano se denomina “una mentireta”  es decir Licor-café con Coca-Cola.

Mientras se degustaba, pasamos una película con las aventuras y desventuras de Paco Gimeno y Pepe Margalejo por esas tierras de Dios y que finalizaba con su aterrizaje en Altea durante las Fiestas, y como continuación a la película, sin solución de continuidad, por una puerta lateral, aparecieron una representación formal de la Filá Bereberes de Villajoyosa seguida de una treintena de compañeras y compañeros de Valencia que convenientemente adornados con abalorios, chilabas y armas, hicieron las delicias de los presentes en una “entraeta” a la que poco a poco se sumaron todos los que quisieron.

Finalizo, recomendando que visualicéis la película que en DVD vamos  a mandar (como todos los años) a cada provincia donde hay representación de GMT.

Valencia a 13 Noviembre 2012

J. Margalejo

CONCURSO LITERARIO

Relatos sobre relaciones abuelos-nietos

El abuelo y su nieta

(primer premio)

autor: Eduardo Roberto Kerschen de Buenos Aires



– Abuelo, me voy.

– Está bien, Marita ¿A qué hora vuelves?

-No, abuelo, me voy para la Capital a buscar trabajo. Me voy con mi amiga la Zule que me está esperando en mi pieza.

El abuelo deja el diario de La Coruña que lee desde que llegó desde España hace tantísimos años. Lo deja sobre la mesa de la cocina, se baja los lentes y le pregunta:

-Y ahora, ¿qué bicho te picó?

-No me picó ningún bicho. Lo que pasa es que estoy ahogada en este pueblo. Necesito abrirme, probar otros horizontes; en Buenos Aires hay muchas posibilidades.

-En eso tienes razón. Pero dime ¿tu amiga Zule, también está ahogada? Porque, mira que dolor para su pobre madre viuda.

-Vea, abuelo. Deje a la Zule. Yo voy a hablar por mí. Gowland me está quedando chico, tengo 25 años, no tengo novio y para ver gente tengo que viajar a Mercedes.

-Eso mismo decía tu madre. Claro que tú eres diferente. Ella se pasaba el día frente a la radio, escuchando todos los radioteatros y después imitaba a todas las actrices. Quería ser artista. Se fue y volvió premiada.

-Preñada, abuelo, preñada. A los cuatro meses nací yo.

-Bueno, sí, preñada, pero también premiada porque tú fuiste el premio que nos dejó tu mamá, a tu abuela y a mí, cuando volvió a irse, hace ya 20 años. Pero, en fin, ¿cuándo te marchas?

-Ahorita nomás pasa don Antonio con su camioncito y nos acerca hasta la terminal de ómnibus de Mercedes. Tomamos La Lujanera y en dos horas estamos en Buenos Aires.

Marita se va para su cuarto, a terminar de hacer su maleta. Su amiga Zulema, que escuchó la conversación entre el abuelo y su nieta, recelosa, le pregunta a su compinche:

-¿No te vas a echar atrás, no? ¿Vos, te acordás de tu mamá?

Marita no responde a la primera pregunta y a la segunda, contesta:

-Y sí que me acuerdo. Yo tenía 5 años. Un día entró al dormitorio, me dio un beso en la frente, me dijo hasta luego y nunca más la volví a ver. Se fue con el capataz de la familia Gowland, que dejó a la mujer con 5 hijos.

-Entonces, ¿te criaron tus abuelos?

-Mi abuela murió al poco tiempo, creo que de penas. Mi abuelo fue como un padre para mí. Al dejar de trabajar en el campo, los Gowland le gestionaron una jubilación mínima y con eso y un poco de mi trabajo salteado, nos arreglamos.

Desde la cocina, el abuelo llama  a su nieta.

-Marita, ¿puedes venir?

-Diga, abuelo.

-Mira, Marita, me quedé pensando. Creo que haces bien en irte. ¡Qué vas a hacer tú en este rancho, lleno de recuerdos, cuidando a un viejo inmigrante de ochenta años!. Por suerte y con sacrificios, pude darte una carrera cuando te mandé a la Academia donde te recibiste.

-Sí, en Corte y Confección.

-Así es. Sistema Teniente. Y con Diploma y todo que está colgado sobre tu cama. No te olvides de llevarlo. Algo más: de paso, déjale unas flores en el cementerio a tu abuela. Dile que yo no puedo ir a verla porque tengo las piernas hinchadas por la artrosis. ¡Ah!, me olvidaba, dile a don Antonio que, por favor, una vez por mes me lleve al Banco de la Provincia para cobrar mi jubilación. Otra cosa: en mi ropero, en una caja de zapatos, hay treinta pesos ahorrados. Cójelos que te pueden servir para varios días hasta que encuentres trabajo. Marita, no vayas con esa bata vieja. Ponte ese vestido que te hiciste con las cortinas en desuso que te regalo la inglesita Gowland. Quien busca trabajo tiene que mostrar dignidad.

Marita se va para su pieza. Se escucha el camioncito de don Antonio que se detiene y a poco vuelve a arrancar.

 La nieta entra a la cocina y le dice al abuelo:

-Para el mediodía, ¿le preparo  el guiso que quedó de ayer?

El abuelo la mira confundido.

-Yo me arreglo con un mate cocido, pero, ¿cómo, no te habías ya marchado?

La nieta abraza al abuelo.

-Pero, ¡vean que había sido inocente este abuelo! ¿No se lo habrá creído, no? ¡Con todo lo que yo le debo a usted! ¡Mire si lo iba a dejar! Si era una broma, una simple broma, abuelito.

SEUDÓNIMO: ROBERTO CEREZOS

 

 

Carta a mi nieto

(segundo premio)

Autora: Ana María Camiña Rincón de Granada

Querido nieto:
Todavía no has nacido, apenas mides 7 centímetros y ya te quiero con locura. Te he querido desde antes que existieras, no sabes las ganas que tengo de ser abuela y por fin Dios quiere que se vea cumplido mi sueño. Tengo ganas de estrecharte en mis brazos, de cantarte nanas, de contarte cuentos.
Soy tu abuela, tu abuelita andaluza, tienes un abuelito andaluz que se llama Manolo y tienes un predí que se llama Martín y una predina que se llama Antonia.
Te preguntarás qué es esto de “predí“ y “predina“. Te lo voy a explicar.
Verás, tienes mucha suerte, vas a nacer en Mallorca; tu padre es mallorquín y tu madre, nacida en Madrid pero de familia andaluza y educada en Andalucía. Tu abuelo Manolo y yo seremos los abuelos y Martín y Antonia serán el predí y la predina porque así se dice en mallorquín.
Desde el principio aprenderás a hablar en dos lenguas preciosas y ricas: el castellano y el catalán. Yo me encargaré además de enseñarte tradiciones andaluzas, y la predina Antonia te enseñará tradiciones mallorquinas.
Cuando crezcas, si todavía puedo, me gustaría enseñarte la ciudad donde nací, San Fernando en Cádiz. Te contaré su historia, cómo resistió el asedio y no pudo ser invadida por los franceses. Cómo se celebraron allí las primeras Cortes demócratas de España y muchas cosas. Si yo no puedo, pídele a tus papás que te lleven.
Solo tengo un pesar, que tú y yo viviremos lejos el uno del otro. Tú en Palma y yo en Granada. No podré verte todo lo que yo quisiera. Me perderé muchos momentos preciosos. Tu primera sonrisa, la primera
vez que digas mamá, tus primeros pasos. No te preocupes, trataré de aprovechar todo el tiempo posible para ir a verte, para estar contigo.
Prefiero mil veces ir a verte que viajar con el IMSERSO. ¡Vaya, qué palabreja! Te preguntarás ¿qué es eso del IMSERSO? Bueno, ya te lo explicaré cuando seas mayor. Pero… bueno, a lo mejor te lo explica mamá.
Aunque hay malas lenguas por ahí que dicen que los andaluces hablamos mal, yo te enseñaré a decir “escamondao“ y “empercochao“ y
“enguachiznao“ y otras muchas palabras típicas del lenguaje gaditano que es “mú salao“. No te asustes, no he dicho ninguna barbaridad, se dice así: “mú salao“. También se dice “dar un flete“ y “estar al liquindoy“, ya lo aprenderás.
Tu padre dice que eres un “piñolet“ y yo digo que eres un “gurruñito“. Tú oirás exclamar a la predina “¡Mare de Deu!” y yo te diré “¡Virgen del Carmen, qué niño!” Los dos le gastaremos bromas al predí Martín y le diremos “caparrut“, pero solo de broma ¿vale?
La predina Antonia te comprará un traje de payés y yo te compraré un traje de montar con sombrero de ala ancha.
¿Haz visto, qué suerte tienes? ¡Cuánto conocimiento, cuánto podrás aprender!
Cuando seas mayor pídele a mamá que te enseñe el álbum que hice para ti. Ni siquiera existías todavía y lo hice, para que conocieras la historia de tu familia. En el álbum verás fotos muy antiguas, de tu tatarabuela, mi bisabuela materna que era burgalesa y se casó con un sevillano y de tu tatarabuelo, mi bisabuelo paterno que era gallego y se casó con una gaditana, ambos emigraron a Andalucía, ¿ves?, pasado el tiempo tu madre conoció a tu padre y se fue a Mallorca y todos somos españoles. Tus tatarabuelos trabajaron mucho para vivir, en tiempos muy difíciles y echaron raíces en Andalucía. Después vinieron tiempos difíciles para Andalucía y muchos andaluces fueron a Cataluña y trabajaron, levantaron muchas empresas y se ganaron el pan con su sudor. Ahora algunos dicen que los andaluces somos vagos. ¡No les creas!
¿Por qué te digo esto? Verás, ahora eres muy pequeño y cuando seas mayor para entender lo que te quiero explicar pues quizás ya no pueda. Mamá y papá te lo explicaran. Solo quiero pedirte que no te dejes llevar por las voces que hablen mal. Lee, estudia, investiga, pregunta, escucha a tus mayores, ¡aprende de ellos! Y respeta siempre a los demás.
No te fíes de quién vocifera, denigra, insulta, separa y menosprecia.
Sé solidario, comparte conocimientos y cultura, no seas egoísta, no cierres tu mente, abre tu corazón a los demás.
¡A propósito ! ¡todavía no sé si eres niño o niña! ¡Qué más da!
Seguro que serás lo más bonito del mundo y lo digo yo que para eso soy tu abuela y las abuelas sabemos mucho.
Con todo mi amor: tu abuela.

No le daba el sol, que le daba la luna

(tercer premio)

Autor: Juan José Hinojosa González de Toledo

Adorables y nostálgicos años infantiles, muchos de los adolescentes de hoy, disfrutamos
del apoyo incondicional de los abuelos.
¡Cómo fluyen los recuerdos! Pugnan por salir en tropel, dentro del orden cronológico de
los diferentes estadios de la niñez.

Los primeros días de guardería, el beso de mis padres a la entrada, y el de los yayos como
yo les llamaba a la salida, me esperaban con los brazos abiertos, en ellos me cobijaba,
calmando los infundados miedos de la incertidumbre ¿Vendrán a por mí?
Hasta que por la fuerza de la costumbre, los amigos y los juegos tomaban protagonismo.
Así lentamente entré en el aprendizaje de la vida.

Los primeros tiempos la abuela cocinaba con esmero, aquello que sabía era de mi gusto, el
abuelo le ayudaba haciendo el avión, cuando los cambios alimenticios lo requerían,
endosándome una buena cucharada.

Los años pasaron, mis padres decidieron descargar a los abuelos de esta tarea, de este
modo comencé mi etapa escolar, compartiendo comedor y pupitre con mis compañeros.
Los yayos con resignación se conformaron con pasar juntos la merienda.
Era la hora de las canciones populares, de las historietas, de los cuentos…

A coro cantábamos. De la media fortuna tengo un capullo, sino es rosa cumplida tiene
los suyo. A la abuela le encantaba hacer el estribillo. No le daba el sol, que le daba la
luna…

A medida que me hacía mayor, los yayos me parecían más niños, aquellos improvisados
coros perdieron el valor del apego, sin darme cuenta la abuela cantaba por rutina, el
estribillo, se suplió con silencios, ya no había cadencia en sus canciones, se olvido el tono,
en su lugar se tejía el ovillo del alzheimer.

El abuelo envejeció de pronto, el miedo a lo inevitable se cobraba tributo, mermando
sus ya gastadas fuerzas. Las pautas de conducta se reforzaron, todo era repetitivo,
programado. Al estribillo de las viejas canciones mecía a la abuela llenándola de besos.

Cuanto pude les hice compañía, ausencias obligadas por estudios, retos de exámenes
de obligado cumplimiento. Eso si en mis visitas formaba dúo con mi yayo y al estribillo
de no le daba el sol… traté de mitigar su sufrimiento. Quizás por ardientes deseos, me
parecía que en la mirada átona de la yaya un fugaz brillo la iluminaba agradeciéndonos
nuestros desvelos.

Se marcharon, casi lo hicieron juntos, con el deber cumplido como padres y abuelos.
Intentando llenar el vacío que dejaron, volví a su casa desde aquí, escribo esta historia
como homenaje a su dulce recuerdo.

¡Qué vacíos los sillones de la sala! ¡Qué sola la mesa camilla! mudo testigo de relatos y
cuentos, un armario media vuelta a la llave, al desnudo disfraces infantiles que mis
delicias hicieron, fui duende, capitán, mosquetero… cierro la puerta que el aroma
alcanforado impida que se apolillen los recuerdos.

En las paredes desvencijados marcos, mostrando amarillentas fotos, un puzzle terminado,
entre blancos y negros, en un rincón la mesa costurero, ¡Cuántas veces enhebré la aguja!
Cuando el pulso y la vista no eran certeros.
Se ha hecho de noche, por la ventana un resplandor se hace presente avivando
recuerdos, mitigada mi pena, dentro de la tristeza de mi duelo, al abandonar la estancia
un estribillo brotó inconscientemente. No le daba el sol…

Dicen que los niños se mal crían, cuando el andamiaje de los primeros años lo comparten
padres y abuelos, sirva mi experiencia como desagravio, yo también copiaré este
aprendizaje, si puedo malcriaré a mis nietos.

Nostálgico